Una reflexión sobre el esfuerzo que implica la libertad a partir del homenaje a Marianne Brull que celebramos en el Centre Cultural Albareda (15/04/2023)
Estoy seguro de que la feliz apariencia ajena alimenta nuestras frustraciones, pero seguimos comiendo redes a paladas. Hasta que, de vez en cuando, a alguien se le infla la desazón e irrumpe con sus penas.
En una época en la que el algoritmo se nutre de nuestras nostalgias y conduce al rebaño, más que nunca debemos poner el foco allá donde no llega la luz.
La tentación de escucharlo todo conlleva la penitencia de no escuchar (casi) nada. Como con la información: picamos mucha, sin entrar a fondo, despreciando el contexto. Y la saturación de picoteo produce apatía democrática y (re)produce monstruos.