Club de Jazz 15/04/2024
Marta Sánchez

Artículos, entrevistas, opinión...

Del 15-M al 2015
por Carlos Pérez Cruz

15-M

Vivo en un país en el que el portavoz del gobierno es capaz de pontificar, sin caer en el sonrojo, que los franquistas fueron gente “generosa” (sic) que permitió la democracia en España después de la muerte de Franco. Lo dijo sin decir franquistas, por supuesto, como quien te escupe en la cara y, si protestas, señala a las nubes.

España huele a caca. Vamos, que le desborda la mierda. Lo de la “caca” fue cosa suya, palabra de corte infantil con la que este señor del partido en el gobierno se refirió a las gentes de Podemos. Desconozco qué tal cagan los Iglesias, Monedero, Errejón y compañía, pero lo que sí sabemos a estas alturas es que no hay papel higiénico capaz de hacer desaparecer las defecaciones ideológicas y las oscuras secreciones y tejemanejes del partido gobernante. El país está cubierto por su negro manto.

Negra fue la noche del franquismo y negra la mantilla nacional-católico-folclórica que nos sepultó. Fue tan generosa en su densidad y extensión que no se sabe todavía si, casi cuarenta años después de la muerte del genocida, estamos en los albores de un nuevo amanecer o se trata del mismo sol dorado de siempre que nos ciega de cara. El año irá dando pistas.

2015 es año de elecciones. También en Grecia, a la que miramos expectantes (que no “preocupados”, como rotuló TVE) por ver si Syriza consigue rescatar al país del rescate con el que las élites mundiales se están dando un homenaje. Al griego de a pie le llevan años haciendo un ídem y claro, llega un momento en que la postura del alemán termina por parecer un francés a los potentados.

Comienza un año excitante, aunque la sobrexcitación pueda devenir en gatillazo. Conviene mantener la calma, practicar la reflexión tántrica para evitar salir corriendo antes de tiempo. Salir siguen saliendo; muchos, siempre demasiados. Si la dictadura hizo emigrar nuestra inteligencia, la estafa (llámenla crisis si les resulta más cómodo) exporta talento sin retorno, aunque desde el Gobierno de Navarra digan que en el caso de los jóvenes forales es porque le echamos más huevos que antes -lo que vendría a desmentir aquel lugar común de que los navarros siempre hemos sido muy echaus p’alante-. No, lo que estamos es hasta la txistorra de este país y, contra lo que diga un ministro, acojonados porque nos echen del trabajo, no lo tengamos o nos pongan de rodillas con contratos leoninos (y nosotros miau, claro).

Ahora, después de años de indignación, es momento de pasar a la acción. Del 15-M al 2015. En nuestras manos está cambiar la posición: que la gente se ponga encima y el poder debajo, aunque a veces, al mirar a uno y otro lado, le entren a uno ganas de salir como misionero a predicar en otros eriales. Pongámosles las esposas y que se corran a un lado. Ganemos o no, que lo hayamos intentado. Podemos pasar del rojo de la ira y la vergüenza (ajena) al verde de la esperanza y la ecología. Nos lo debemos. Por salud mental, ambiental y justicia social (y para que uno pueda dedicarse a escribir de jazz y le insulten por ello). Felices elecciones.

Carlos Pérez Cruz

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