Club de Jazz 22/04/2024
Dan Weiss

Reseñas de discos

Peter Evans Quintet - Genesis
More is More Records - 2016
Año: 2016
Sello: More is More Records
Músicos: Peter Evans (trompetas), Ron Stabinsky (piano), Tom Blancarte (contrabajo), Jim Black (batería y live processing), Sam Pluta (live processing)

Peter Evans Quintet - Genesis


Hay dudas que uno no podrá resolver. Por ejemplo: ¿adónde hubiera llegado la música de John Coltrane? Desde el momento en que Coltrane se puso en órbita, todo era territorio por explorar. No fueron muchos años, pero el tiempo que estuvo alejándose de la tierra dio material para que todavía hoy los terrícolas nos preguntemos a) ¿qué demonios...? b) ¿qué hubiera pasado si...? Lástima que la raza humana tiene un límite ahí fuera y Coltrane acabó como la sonda Rosetta, colisionando con los límites de su condición.


La tercera de las grabaciones del quinteto de Peter Evans, sucesora de Ghosts y Destination: Void, contiene una suite que, bajo el título de 3 for Alice (Coltrane), parece el eco futurista de A love supreme, una mirada de soslayo desde la nave espacial que pilota el más extraterrestre de los instrumentistas vivos al paso por donde lo dejó Coltrane. Por momentos, uno tiene la impresión de que hay en ella elementos compositivos y estructurales que se refieren a la obra magna del saxofonista, incluida la larga exposición inicial que, con su estatismo armónico y el lento y progresivo desarrollo de un motivo melódico circular, remite al inicial Acknowledgement de Coltrane. Incluso al primero de los tres movimientos de la suite de Evans le sigue un largo solo del contrabajista Tom Blancarte, al igual que sucedía en A love supreme, con Jimmy Garrison como puente entre partes. Pero hasta aquí, como quien dice, los parecidos más obvios.


A lo que remite el espíritu del quinteto de Peter Evans es, en todo caso, a la necesidad de exploración musical, al progresivo desplazamiento de las fronteras de lo conocido. Lo que se desarrolla en la suite del trompetista tiene sus propios códigos, y éstos pueden remitir tanto al pasado como al futuro: lo mismo podría uno estar escuchando a un enloquecido quinteto de bop o a un hipervitaminado grupo de jazz-rock, que estar asistiendo al nacimiento de nuevas formas musicales todavía por definir. Esa es una de las grandes complejidades (y excitaciones) de estar escribiendo sobre la música de Evans: se escribe sin referencias comparativas; se descubre América.


Peter Evans Quintet - Peter Gannushkin


Película sonora de ciencia-ficción, Genesis es una generosísima grabación de más de hora y media de música abrasiva registrada en directo durante la gira europea del grupo en otoño de 2015, más una toma de una pieza de aire cinematográfico, dividida en su desarrollo por un separador con aires de película de misterio de serie B, recogida de un concierto en Nueva York en febrero de 2016. Futurismo vintage.


Una particular fanfarria (que Evans abre en solitario con su característica torsión del sonido) preludia a Genesis/Schismogenesis (cuatro etapas de evolución ininterrumpida). El título de esta última se refiere a un concepto desarrollado en los años 30 del siglo pasado por el antropólogo Gregory Bateson para referirse a determinados comportamientos sociales que descubrió en tribus de Nueva Guinea. Bateson vio cómo, en apariencia, hombres y mujeres intercambiaban los roles de vestimenta, comportamiento, emociones..., y definió la cismogénesis como un "proceso de diferenciación en las normas de la conducta individual resultante de la interacción acumulativa entre individuos". Intercambio que define también el comportamiento de este quinteto en el que los roles convencionales aparecen y desaparecen, ya sea por la mutación a la que les somete la electrónica en directo de Sam Pluta y Jim Black, ya sea porque todos ellos están facultados para ejercer toda función que se propongan. Obviamente, la conducta individual resultante procede de su interacción y de una experiencia acumulada en cinco años de trabajo conjunto.


Carente de respiro, la música del quinteto de Peter Evans es de una intensidad a veces atosigante, extraña por la modificación tímbrica y sensorial de la electrónica, pero también por su propia concepción, hecha aparentemente a base de ideas dispersas que, sin embargo, aterrizan unas en otras con absoluta naturalidad. El virtuosismo circense en el que se sostiene todo este entramado sónico logra establecer pulsos sólidos sobre los que se excitan y sobreexcitan métricas imposibles, saltos interválicos al vacío que rivalizan en asombro con la insólita velocidad a la que se desarrollan los acontecimientos, en los que un juego de ecos entre la trompeta y el piano, a partir de un sencillo (sobre el papel) motivo de notas repetidas, puede producir alucinaciones.


Hay dudas que uno ya no podrá resolver, otras que todavía están acumulando interrogantes. La colisión de la sonda de Coltrane ya no tiene vuelta atrás, pero la piedra de Peter Evans se está cincelando en nuestros días. ¡A descifrar!


Carlos Pérez Cruz

Foto: Peter Gannushkin

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