Club de Jazz 22/04/2024
Dan Weiss

Reseñas de discos

Joana Gomila - Folk Souvenir
Bubota Discos - 2016
Año: 2016
Sello: Bubota Discos
Músicos: Joana Gomila (voz), Laia Vallès (wurlitzer, fender rhodes, minimoog), Àlex Reviriego (contrabajo), Arnau Obiols (batería), Santi Careta (guitarra)

Joana Gomila - Folk Souvenir


En una época donde hasta la respiración terminará por digitalizarse, lleva tiempo comercializándose un estado de ánimo que agita la nostalgia por un pasado que o bien no vivimos o éramos muy pequeños o del que simplemente no tenemos más idea que la que nos contaron o intuimos de la vida de nuestros padres y abuelos. Parece que añoremos un tiempo que resultó ser de penurias, por lo que se me ocurre que quizá lo que de verdad nos molesta es el tiempo presente. El cartón-piedra de lo vintage como placebo contra la insatisfacción. Incluso el swing ha vuelto con fuerza, quizá como preámbulo de una nueva Guerra Mundial (en la que quizá estemos ya...).

Hay una tendencia a reinventar el pasado, a diseñar una falsa memoria nostálgica que haga deseable hasta la ruina. Y en este país se pasó hambre, hubo mucha miseria y sufrimiento. España era un país rural y esa ruralidad, hoy transformada y en gran medida abandonada, conllevaba mucho sacrificio y horas a la intemperie. Entre azada y ganado, el abono para el folclore. Había que llenar muchas horas de soledad, con la única compañía de la propia sombra..., y de la voz. Eran esos escenarios desolados los propios del folclore, los del canto que entretiene la faena, la hace más llevadera y aplaca la tristeza (o quizá la exacerba). Después vino el folk, sofisticación del folclore, que invirtió el sentido original de cantos y ritmos folclóricos, que no era otro que el de entretenerse a uno mismo, no a los demás.

Con el folclore se han hecho todo tipo de experimentos, quizá porque la inclusión de algún elemento folclórico parece otorgar pátina de autenticidad al invento. Pero el folclore tiene un hábitat y, en cierto modo, una lógica identitaria. Para llegar a poder jugar con él, para llegar a retorcerlo incluso, hay que vivirlo, hay que interiorizarlo, ha de ser propio, íntimo. El mero hecho de coger una melodía folclórica y aplicarle una terapia rítmica cualquiera, o vestirla armónicamente, no es relevante al efecto. Para eso, mejor dejarlo descansar en los campos abandonados, que guarden los pueblos el secreto.

La mallorquina Joana Gomila ha sabido esquivar los riesgos de la banalización del folclore en su fascinante Folk Souvenir, curioso título para un proyecto que, lejos de ser recuerdo para turistas, clonado e intercambiable por cualquier otro, adquiere categoría de tesoro oculto para viajeros. En sí la música lo es, un viaje hipnótico e hilado por grabaciones de campo (tanto propias como de Alan Lomax y otros) que sitúan contextos, reviven espacios y tiempos, a la vez que ofrecen un marco referencial para una música que va fluyendo con calidez en su visita a canciones de la isla natal de Gomila.

En formación de quinteto, junto a compañeros de la escena catalana de jazz e improvisación, Gomila va tejiendo su propio universo folk con mimo, con la reinvención de nueve canciones tradicionales que adquieren nuevos tonos y texturas, se abren a la inventiva del momento, mientras mantienen su vínculo identitario. A ellas les tejen un traje de nocturnidad e introspección con la reverberación eléctrica que ofrecen Laia Vallès y Santi Careta que, junto a esas voces y sonidos de campo que trufan el disco, producen la sensación de viaje atávico en medio de un insomnio febril. Un feliz y precioso delirio tan cuidado como libre. Igual que el disco (físico), detallista en su presentación, libre en su definición última. Mucho más que un souvenir.

Carlos Pérez Cruz

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