Club de Jazz 3/06/2024
Matt Mitchell

Reseñas de discos

Keith Jarrett / Charlie Haden - Jasmine
ECM - 2010
Año: 2010
Sello: ECM
Músicos: Charlie Haden (contrabajo), Keith Jarrett (piano)

Keith Jarrett / Charlie Haden - Jasmine

Que a estas alturas de la vida un disco compuesto en gran parte de standards y complementado con versiones de algunas canciones (de amor) pueda taladrar mis emociones, es como para dar por zanjado el eterno debate sobre si tiene o no sentido acudir hoy de forma reiterada al cancionero USAmericano. Claro que es ese un debate íntimo, particular, que Charlie Haden y Keith Jarrett han pretendido zanjar en mis orejas. Es factible un disco sin originales y que resulte no tanto original como excitante y personal. Pero - ¡reclamo mi derecho al "pero", señores del jurado! - cierto es que hay que tener muy claro de qué va esto de la música para poder hacer que For all we know, Body and soul o Don´t ever leave me merezcan una nueva (enésima) versión, y tanto Jarrett como Haden hace mucho que saben de qué va. Aunque hayan necesitado más de treinta años para hacérnoslo saber juntos, ya que desde el último disco con el American Quartet del pianista no habían vuelto a disponer de un estudio que les escuchara juntos.

El sello alemán ECM (que publica el disco) envió un correo electrónico promocional que recogía el fragmento de una crítica que venía a decir algo así como que si este año vas a comprarte un único disco, gastes el dinero en éste. Sospecho que hay una competición entre críticos que compiten porque su frase pase a formar parte de la promoción del "producto" - en cine las típicas de "la mejor del año" y derivados impresos en cartel - y ésta tenía todas las de ganar. Aunque comparto con el firmante de la sentencia anglosajona el entusiasmo. Jasmine es una verdadera joya - aquí va mi frase para la competición -, un pétalo musical delicado - si no incluyen esta en el próximo mail de ECM... - que amenaza con romperse si alguien se inmiscuye en tu relación con la música - ¡Vamos Manfred! ¡¡Quiero mi momento Warhol!! -.

Declara Jarrett en las notas del libreto del disco que tanto él como Haden están obsesionados con la belleza. Bendita obsesión para los melómanos (obsesivos también nosotros) porque todavía hay bellezas standard que pueden embriagarnos como el perfume de este jazmín musical - recuerdo que estoy buscando abrirme un hueco en el próximo mail de ECM - producto de una cita doméstica. Porque este trabajo está registrado en el domicilio de Jarrett durante una estancia de cuatro días de Haden y su mujer, invitados por el pianista. Previamente habían coincidido en el rodaje de un documental sobre Haden en el que, tras una tocata informal, treinta años después de su última vez juntos, la conexión musical fue tal que el pianista le invitó a pasar esos días. Allí, con su American Steinway - que Jarrett dice que no está en el mejor de los estados, pero con el que tengo una extraña conexión - y con el contrabajo de Charlie Haden, empezaron a interpretar algunos temas. Y ya sea por estar en casa, porque no hubiera prisas o simplemente porque la sensibilidad musical de ambos es excepcional, de allí salió una recopilación de baladas y medios tiempos (más bien lentos) que rasgan el silencio con suma delicadeza. Pocos sonidos serán tan silenciosos como los que producen la suma de ambos instrumentos en este disco. Y la escucha - si se ponen los medios ambientales para ello - transcurre con tal placidez que apenas se distingue un tema de otro. Y esa es una de las  virtudes más llamativas de este disco. Los temas están, son reconocibles, pero una vez leídos pasan a formar parte de una atmósfera única que enmarca toda la sesión.

Keith Jarrett - que últimamente está muy sincero en las notas de los libretos - finaliza su discurso con una invitación a escuchar este disco en pareja (marido, mujer o amante, explicita), tarde, por la noche. Es un disco eminentemente nocturno, aunque quien esto escribe todavía sólo lo ha probado de día (entonces sirve para frenar excesos rítmicos). Y si en las notas de Testament relataba sus miserias amorosas, angustias vitales y problemas de salud, en Jasmine reflexiona sobre la naturaleza de la música (que permite sentirse pleno (...) como sólo en la naturaleza del arte está producirlo de esta manera) o sobre el arte ahora (que está agonizando en este mundo, también la escucha, a medida que éste se llena de juguetes y efectos especiales). Reflexiones que revalúan el sentido del disco como soporte físico incluso para músicas tan intangibles como las de Jasmine.

Carlos Pérez Cruz

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