Partamos de una realidad inicial: este disco no es un trabajo de jazz al uso. Es probable que al oyente militante de la ortodoxia le pueda parecer incluso aberrante que un disco como éste ocupe lugar en el rincón de la crítica de jazz. Pero estos dos presupuestos son en sí mismos una motivación para adquirirlo. Dead Capo es, en el presente, evolución natural de un proyecto anterior: Insecto. Su base es trío de guitarra (Javier Adán), bajo (Javier Díez-Ena) y batería (Javier Gallego). Sobre ella se construye un entramado de instrumentación variable. Hasta siete músicos en escena, once en el disco. Díscolo es el resultado lúdico de inquietudes musicales con raíz en el pop, el rock, el jazz, la música surf, Mancini, Zorn..., "un asalto a todos los géneros musicales que nos gustan", dice Díez-Ena. Y todo ello con un saludable descaro que difícilmente se puede encontrar en otros proyectos de nuestro jazz. Etiquetarles sería cortar alas creativas a un lenguaje, de primeras, propio.
Carlos Pérez Cruz
Nota: publicada originalmente en el número otoño-invierno 2003 de la revista 'Más Jazz'.