Club de Jazz 15/04/2024
Marta Sánchez

Reseñas de discos

Ab Baars - Time to do my lions
Stitchting Wig - 2010
Año: 2010
Sello: Stitchting Wig
Músicos: Ab Baars (saxo tenor, clarinete y shakuhachi)
Tags: Ab Baars

Ab Baars

Sin ser estrictamente descriptiva, la música de este trabajo del veterano improvisador holandés viene inspirada por dibujos, poesía, personas y lugares. No es en ese sentido música funcional, sino inspirada por. No es menor el matiz a la hora de afrontar este disco desde la perspectiva crítica. Si fuera funcional, uno debería encontrar la relación entre lo expuesto por Baars y aquello a lo que sirve. Como simplemente habla de inspiración, esta es libre de expresarse sin mayor justificación ni coherencia respecto a la fuente.

No es fácil valorar lo que ofrece Baars en este soliloquio, en el que se expresa con saxo tenor, clarinete y shakuhachi. Cuando el intérprete de un instrumento monódico se decide por un solo, está exponiendo un discurso musical que lo aísla de las referencias tradicionales de valoración musical. Un instrumento como, por ejemplo, el piano ofrece (salvo que se interprete con un dedo) referentes armónicos que aquí no existen. Como no existen tampoco referentes rítmicos evidentes ni la exigencia de interacción con otros o estructuras predeterminadas para medir su eficacia. ¿Cómo valorar una propuesta tan austera? Quizá desde la perspectiva de lo meramente emocional, pero entraríamos en el terreno más subjetivo de la audición y poco importa al lector lo que en mí despierte. Podría hacer referencia a la calma o nervio de las diferentes “composiciones”, pero nos quedaríamos en un plano muy primario de la música. En otras ocasiones – por ejemplo, en algunos solos del trompetista Peter Evans -, la gran aportación y placer de escucha de un solo de instrumento monódico la he encontrado en el desarrollo y exposición de nuevas formas de trabajo con el instrumento, en nuevos sonidos incluso. Es decir, lo escuchado servía casi de trabajo de laboratorio abierto al público. Pero no encuentro aquí tal evolución, simplemente la constatación de un músico que se mueve cómodamente en este formato (que no es poco), que utiliza los tres instrumentos de los que hace uso como médiums que comunican lógicas internas que desconoce el oyente. Y sin esas referencias uno pasa del desconcierto al interés por razones tan crípticas como las que configuran esta música.

Carlos Pérez Cruz

Nota: publicado originalmente en la revista 'Cuadernos de Jazz'

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