Club de Jazz 3/06/2024
Matt Mitchell

Conciertos

Marco Mezquida, el ilusionista del piano
Palau de la Música, Barcelona, 25 de marzo de 2023
Músicos: Marco Mezquida

Marco Mezquida. Palau

Aunque vamos camino de la extinción voluntaria como especie, Marco Mezquida sigue a lo suyo trazando una huella musical indeleble, erigiendo monumentos musicales que aspiran a la trascendencia contemporánea y, quizás, a la eternidad artística. Sea cual sea el futuro de la humanidad, es probable que entre los restos musicales de este líquido y fugaz presente que es por ahora el siglo XXI se encuentre la obra del pianista menorquín. Como los icónicos talayots prehistóricos de su isla natal, el paso de Mezquida por esta isla mínima que son las músicas creativas dejará su poso, registros como piedras a las que el tiempo irá otorgando su auténtica dimensión.

Diez años después de publicar La hora fértil -cuyo título hacía referencia a la primerísima hora de la mañana en la que Mezquida encontraba la máxima inspiración-, Marco Mezquida se subió el sábado al escenario del Palau de la Música barcelonés para demostrar (una vez más) que esa hora no se ha agotado, que la suya es tierra fértil y que en ella se siguen abonando ideas luminosas, frases bellísimas, corales eternos. Esta vez en formato sinfónico, con la presentación de Talaiot, su primer concierto para piano y orquesta, defendido por la Orquestra Simfònica del Vallès, bajo la dirección del veterano Víctor Pablo Pérez.

Concierto río, sin la estructura canónica de tres movimientos, sin pausas, como suele el pianista en sus solos, sin que la música deje de fluir, entrelazando motivos tocados por la varita mágica de las melodías que pinzan venas y erizan emociones atávicas. Motivos con los que se obsesiona y que, al igual que en sus solos, dan lugar a largas digresiones, repartidas esta vez entre las tímbricas de la orquesta en un magnífico trabajo de orquestación que el pianista ha compartido con el también menorquín y compañero de generación, el compositor Francesc Llompart, al que se abrazó tras el concierto en un sincero gesto de agradecimiento.

Si algo es Talaiot es Marco Mezquida. Es decir, una representación sinfónica de su esencia como creador, compositor e improvisador. Romántico, sí, pero liberado del drama. Ligero y flotante como el caminar del pianista, pero profundo en su alcance. Íntimo y colectivo. Impresionista y folclórico. Contemporáneo y arcaico. Obra de un músico de fundamento jazzístico pero inspiración global, que hace ya tiempo que logró escindirse de las etiquetas estéticas para crear la suya propia: Marco.

Partitura que me llegó con ecos de la Rhapsody in Blue de Gershwin (que Mezquida ha interpretado con esta misma orquesta), de Copland, de Johan de Meij y su The Big Apple (todo esto a mis oídos, claro. Vaya usted a saber...), de Bach y sus corales-himno, de Danny Elfman, de blues, de inspiración celta, de Músorgski y sus Cuadros de una Exposición (orquestada por Ravel). Y, sobre todo, de Marco y ese personal impresionismo jazzístico que repica como un orfeón de pequeños campanarios repartidos en su isla mental, de ese piano que recorre como un arpa, de ese relato que construye como lo hacía Javier Marías sus novelas, maestro de la divagación certera. De Marco Mezquida, un ilusionista capaz de transformar el tiempo y el espacio que puso en pie al Palau. ¡Enhorabuena, Marco!

Carlos Pérez Cruz

Foto: Streaming Palau de la Música

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