Club de Jazz 25/03/2024
Adrián Royo

Conciertos

Libérica, el alma de Manel Fortià
Centre Cívic Urgell de Barcelona, 20 octubre 2022
Músicos: Manel Fortià (contrabajo), Antonio Lizana (voz y saxo), Max Villavecchia (piano), Raphaël Pannier (batería), Pere Martínez (voz)

Manel Fortià Libérica


Lo deseo de veras, porque el proyecto lo merece, pero los factores que llevan a que determinadas puertas se abran o no muchas ocasiones tienen poco que ver con la calidad y valor de una propuesta. Contra la lógica gringa de “si no lo consigues es que no te esfuerzas lo suficiente”, la tozuda realidad del capitalismo y sus peajes. En el caso ibérico también entra en juego un paisaje cultural de secano, la pésima conexión entre escenas, un panorama mediático desolador y un nivel de formación y conocimiento cuando menos discutible por parte de quienes toman decisiones, entre otros factores.

Son males endémicos que obstaculizan mi deseo: que le vaya muy bien a Manel Fortià y a su proyecto Libérica. Que viaje y se escuche. Se lo merece por muchas razones. Por el talento del bajista y de sus cómplices, por la calidad y fuerza de los arreglos, por la originalidad del planteamiento, por la vitalidad y la pasión con la que comunican, por la belleza y profundidad de sus voces, por el virtuosismo al servicio del arte, por el buen rollo. Porque con la convivencia de bagajes, geografías y lenguajes, la retroalimentación entre todas ellas, ofrecen una magnífica lección de vida en sociedad. De normalidad y respeto, de curiosidad y aprecio por el que viene de otro lado y se expresa de otra manera, tal y como probaron en su actuación en el Centre Cívic Urgell de Barcelona.

Libérica es un cóctel de canción tradicional catalana y palos flamencos con el jazz como hilo conductor y bagaje común entre sus integrantes. Tan bien agitado que resulta puro como el agua del nacimiento de un río. No se superponen los ingredientes, se integran. No es fórmula, simplemente es. De verdad, se nota en cada tema y en sus desarrollos. Porque la materia prima es la infancia del contrabajista, las canciones que aprendió y cantó de pequeño en la escuela. Material emocional excitado por una de las expresiones artísticas más a flor de piel, el flamenco, del que Manel Fortià se empapó en esa escuela de maduración vertiginosa que es Nueva York. Todo ello atravesado por el jazz, la lengua materna del catalán cuando habla con el bajo.

El cóctel de Libérica tiene potencial explosivo. En lo simbólico, porque dinamita los discursos político-mediáticos sobre la convivencia lingüística entre catalán y castellano -y recuerda, para obtusos, que las lenguas tienen matices, sonoridades y palabras únicas para realidades complejas-. En lo estrictamente musical, porque el quinteto contiene músicos-dinamita. Raphaël Pannier es un baterista al que cuando le sube la fiebre parece estar poseído por cincuenta Elvin Jones. Un emisor de energía que, al final de la actuación, atrajo a su vera al saxofonista Antonio Lizana, una bomba de relojería del jazz español que amenaza con reventar los límites de resistencia de los materiales de un saxo alto.

Lizana tiene además la virtud del cante, de pellizcarte en lo más hondo con su arte para lo lúdico y lo jondo. Es quien replica con pajaritos a los ocells de Pere Martínez, voz del grupo Los Aurora y encargado de llevarse al terreno del cante las canciones tradicionales catalanas del repertorio de “Arrels”, título del disco. Martínez es el Morente de Fortià. Y Max Villavecchia, también de Los Aurora, quien aterriza con serenidad y elegancia al piano tanta intensidad, que Manel Fortià va regulando desde su posición central en el escenario. Verlo en acción es un placer. Contagia su felicidad y reivindica sin aspavientos y con un sonido precioso las múltiples posibilidades expresivas de su instrumento. O sea, de su alma.

Texto y foto: Carlos Pérez Cruz

Volver
ÚLTIMOS TWEETS
Error : -
Suscríbete a CdJ
Contacto
club@elclubdejazz.com