Club de Jazz 15/04/2024
Marta Sánchez

Conciertos

Tim Berne's Snakeoil
'Matadero' (Huesca) || 11 de mayo de 2016
Músicos: Tim Berne (saxo alto), Oscar Noriega (clarinete y clarinete bajo), Ryan Ferreira (guitarra eléctrica), Matt Mitchell (piano), Ches Smith (batería, vibráfono y congas)

Tim Berne 'Snakeoil'

Entre los lugares comunes del comercio está el dicho de que "el cliente tiene siempre razón", lo que llevado a términos prácticos podría tener consecuencias monstruosas. Más de uno de esos clientes habrá visto expuesta una pegatina en la que, con el emoticono de una sonrisa, se le advierte de que "si sonríes, te atiendo antes". Sin dicho ni pegatina, hay una tercera consideración: que el cliente no pague tus malos rollos ni las condiciones laborales. Esta tercera la cumplieron de forma ejemplar los músicos del Snakeoil de Tim Berne.

Viajar de Tel Aviv a Huesca no implica cerca de veinte horas de viaje con los modernos medios de transporte, pero sí si en la ecuación entran factores de reducción de gastos. A Huesca, la duodécima cita de una gira que arrancó el 28 de abril, llegaban con una considerable paliza en el cuerpo y con el tiempo tan ajustado que a la hora del concierto hacían la prueba de sonido. Y todo esto, que son gajes de un oficio muy sacrificado, pasó absolutamente desapercibido cuando empezó la actuación. Les honra la profesionalidad.

Tim Berne

Con tres ediciones en ECM, y una en su propio sello, Screwgun, Tim Berne tiene armado con Snakeoil un quinteto (cuarteto en tres de las cuatro grabaciones) que se adapta de manera ultradisciplinada a su particular mundo de obsesiones circulares. Todo gira en círculo en la música de Berne, aun cuando dentro de ese radio parezca producirse una colisión atómica de consecuencias impredecibles. Al final, todo vuelve a su sitio, atrapado como está por una densa y vibrante masa de sonido hipnótica en su giro continuado. En la aparente locura y libertinaje en el que parece cifrarse en ocasiones el lenguaje del grupo hay, sin embargo, una estricta normatización. Cada tema es un largo relato plasmado en un guión previo, con tramas y subtramas, pequeñas suites, con dos y hasta tres niveles simultáneos de actividad impulsados, en muchas ocasiones, por algún motivo mecánico expuesto por Berne y Noriega, que pone en marcha una maquinaria cuyas piezas se escinden con la misma facilidad con la que caen juntas a tierra. Resulta de una precisión abrumadora, casi insultante en la displicencia con la que se expresa su eficacia.

La propuesta de este Snakeoil es exigente, de una espesa densidad armónica que aligera la intensa actividad contrapuntística generada por las diferentes asociaciones dentro del quinteto, en ocasiones vientos y sección rítmica, en otras distribuciones menos convencionales. Disociaciones acompasadas que generan en la música una extrañeza acorde con el onirismo que caracteriza la música de Berne, que se mueve en un rango de sonoridades casi plano -consecuencia lógica del rígido melodismo del saxofonista- en la que su carácter eminentemente mecánico se compensa con momentos de suspensión abiertos a discursos individuales algo más expresionistas. La suma de todos estos elementos resulta fascinante, pero lo mismo que exige férrea disciplina de los intérpretes requiere del espectado

Texto: Carlos Pérez Cruz
Fotografías: Jesús Moreno

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