Club de Jazz 15/04/2024
Marta Sánchez

Conciertos

Masaa
Auditorio Municipal do Concello de Vigo (12º Festival de Jazz de Vigo 'Imaxinasons') || 3 de julio de 2016
Músicos: Rabih Lahoud (voz), Clemens Pötzsch (piano), Demian Kappenstein (batería), Marcus Rust (trompeta)

Masaa


Uno de los lugares comunes de las relaciones entre culturas y países es aquel de "establecer puentes", como si las relaciones humanas fueran un negocio de Calatrava. Al igual que en algunos de ellos, suelo resbaladizo. Las buenas intenciones se mueven por debajo de los intereses creados, que creen poco en la bondad y más en el provecho pecuniario a toda costa. Por eso se le suele dejar al arte el trabajo de estrechar lazos. Terreno abonado para los buenos propósitos (que se lleva el viento).

Masaa está lleno de ellos, hasta un punto casi naif. Explicaba el cantante libanés Rabih Lahoud al presentar un tema sobre la guerra, que ésta empieza cuando se deja de visitar al otro. Una explicación que vale como recurso poético, pero que la realidad de sus vecinos palestinos e israelíes desmiente. Nunca dejaron de verse las caras. Tampoco dejaron de hacerlo en su país, ese complejo puzle de identidades en el que nació y del que, en cierto modo, Rabih huyó para encontrar un lugar en el que poder ser músico y construirse una nueva identidad. La ha ido formando en Alemania, donde quizá pudo tomar la distancia necesaria para valorar lo que de diferente puede ofrecer a esta medrosa Europa. Porque sólo desde la diferencia se pueden trazar los caminos de encuentro.

El resultado del encuentro de Rabih con los tres músicos alemanes que visten su voz se siente verdadero, creíble. No hay en la música de Masaa sensación alguna de integración de elementos, de ingenieria de la "fusión", sino el resultado natural del encuentro de cuatro amigos que hacen música. La poesía de la fonética árabe de Lahoud culebrea su fraseo jazzístico tal y como lo hace Marcus Rust con el fliscorno, cálido y ágil en el dibujo floreado de las sencillas melodías casi pop de las que nace cada tema. Alrededor de ellas se van erigiendo unos temas que, aunque reiterativos en el tipo de desarrollo y desenlace, producen hipnótico encantamiento entre el público, entregado desde el principio, seducido por la voz de terciopelo de Rabih, arropada por la bella y minimalista acción-reacción del trío. El libanés se giraba a trompetista y pianista en un juego de diálogos y contrapuntos que se entrelazaban en continuos e inmediatos crescendos y diminuendos determinados por el discurso de Lahoud. Su relación en escena, su gestualidad, ayudaba a entender el carácter dialogante y lúdico de su propuesta, que es un regalo para el trompetista: la sencillez de las estructuras y el carácter eminentemente melódico de los temas, un caramelo para recrearse en el fraseo.

El concierto de Masaa, el primero en España de esta joven formación germano-libanesa, fue la constatación, una vez más, de que en el jazz hay muchos mundos posibles. Que el grueso de la programación festivalera en España sea un embudo de obviedades ayuda a subrayar la diferencia que engrandece al modesto festival vigués. Una cita con el descubrimiento de nombres y músicas. Con Rabih Lahoud y Masaa, de que hay vida más allá de los crooners USAmericanos. ¡Larga vida a Imaxinasons! ¡Larga vida a la diferencia!

Carlos Pérez Cruz

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