Club de Jazz 25/03/2024
Adrián Royo

Reseñas de discos

Roberto Fonseca - Yo
Jazz Village - 2012
Año: 2012
Sello: Jazz Village
Músicos: Roberto Fonseca (p, tcl), Ramsés Rodríguez (bt), Felipe Cabrera (cb), Baba Sissoko (pc), Etienne Mbappe (b), Sekou Kouyate (kora), Munir Hossn (gt), Fatoumata Diaware (voz), Mike Ladd (voz)…

Roberto Fonseca - Yo

¿Hay contradicción entre la desnudez de Roberto Fonseca en la fotografía de portada del disco y el contenido? ¿La hay entre el YO del título y el amplio NOSOTROS que contribuye a darle forma? El mensaje parece claro: esto es lo que hay, este soy yo y como tal me muestro desnudo, sin máscaras ni escudos. Sin embargo, el YO del pianista cubano Roberto Fonseca se teje aquí a partir de una ingente telaraña de colaboraciones y elementos de post-producción ajenos al YO desnudo. Es en el ambicioso revestimiento donde se cifran los claroscuros de esta obra.

No debe de resultar fácil hilar un discurso musical coherente con tantos músicos de geografías y culturas diversas, productores involucrados (Gilles Peterson, Count…) y filiaciones estéticas tan, a priori, dispares (no por ello divergentes). ¿Lo logra? Hay de todo. Su YO musical se diluye muchas veces en un magma sonoro, en ocasiones tan grandilocuente como efectista (y efectivo, por qué no). Un disco básicamente de producción, de estudio, difícilmente trasladable al escenario donde, paradójicamente, será más fácil intuir el YO íntimo de Fonseca.

Sonoridades malienses, ritmos gnawa (lejos, no obstante, del encaje natural y en igualdad que logra, por ejemplo, Joachim Kühn con su trío; aquí hay escuadra y cartabón), poesía de excitación pasional (cuando escucho recitar al sobreexcitado Mike Ladd en Mi negra ave María no sé si ponerme a quemar contenedores o abrazar a todo el mundo), evocaciones de Carlos Santana (con kora electrificada), funk eléctrico, remezclas uncha uncha, baladas pop con épica final, incluso una breve composición conceptual dedicada a su hermano mayor, en la que un barrido de frecuencias radiofónicas sobre un imperturbable y avejentado sonido de piano habla de la importancia de la radio para que llegaran a Cuba nuevas sonoridades.

Aunque hable de su YO, tengo la impresión de que aquí su personalidad musical está excesivamente sometida a designios y factores externos. Como si se tratara en cada pieza de lograr un impacto definitivo mediante la exuberancia y la aspiración de obra total. Por ello las palabras del propio Fonseca - “los músicos muy a menudo nos olvidamos de que un silencio puede ser más revelador que un montón de notas” - se manifiestan en clara contradicción con lo expuesto en este disco.

Carlos Pérez Cruz

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