Club de Jazz 25/03/2024
Adrián Royo

Reseñas de discos

Gilad Atzmon & The Orient House Ensemble - Songs of the metropolis
World Village
Año: 2013
Sello: World Village
Músicos: Gilad Atzmon (as, ss, cl, ac), Frank Harrison (p, fender Rhodes, armonio, synth, glockenspiel), Eddie Hick (cb), Yaron Stavi (p)

Gilad Atzmon - Songs of the metropolis

Una búsqueda por internet del nombre de Gilad Atzmon nos ofrece como resultado el retrato de un activista, furibundo y pertinaz, contra la política de su país de nacimiento (sabrán que él se declara ex-israelí). Pero la vida de Atzmon tiene esta otra vertiente (puede parecer curioso, pero su profesión parece secundaria para la red) que para el aficionado a la buena música, a la música creativa y viva, produce verdadero gozo.

En un nuevo capítulo junto a su The Orient House Ensemble, Atzmon propone un recorrido por los sonidos de algunas metrópolis: París, Tel Aviv, Buenos Aires, Viena, Manhattan (aceptamos metrópoli), Moscú y Berlín. Además, incluye la localidad británica de Scarborough (con una versión apabullante -desde su preciosista contención inicial y final, pasando por un verdadero volcán intermedio- del tradicional Scarborough Fair) y Somewhere in Italy. Busca en esas ciudades el sonido que las caracteriza(ba): Cada ciudad tenía una melodía, una resonancia, una campana, un instrumento, una voz, escribe Atzmon, que nos pone en pocas palabras frente al franquicidio que casi ha sepultado la diferencia de nuestras ciudades. Y ante la indiferencia, la incansable búsqueda del “instante mágico” que evoca emociones y lugares.

Algo parecido a lo que les sucede a las ciudades le pasa al jazz. La incansable apisonadora del sistema de igualación pretende alisar las gloriosas aristas de la música, que en Atzmon no reniegan de un formato instrumental estándar y bien establecido, para después dinamitar su atonía con una libertad de movimientos que son como un baile de celebración de la música. Y así sucede con Paris, un tempo lento sobre el que canta Atzmon con un clarinete que, de tan expresivo, parece bandonéon. A Buenos Aires, frente a la obviedad, le escribe una elegía, un tempo lento casi de marcha fúnebre que ejemplifica esa habilidad en la tensión narrativa de la que hablaba. Tensión, que de haberla en lo político, dinamita con ligereza en Tel Aviv, vibrante y alegre, aunque la electrónica ofrece unos inquietantes contrapuntos (¿halcones en el horizonte?). No falta el (pequeño) vals en Vienna, el dinamismo urbano de Manhattan, el Moscow ¿de la nostalgia? (uno se imagina en su languidez a Michelle Pfeiffer en aquella La casa Rusia) y el Berlin más cabaretero (en el que -¡no podía faltar!- el grupo canta con la sorna que siempre asoma en las grabaciones de Atzmon).

Si las ciudades pierden poco a poco su distinción, la música de Atzmon combate la inanidad con pasión y con un irresistible cuerpo a cuerpo con el instrumento, que es su mejor arma frente al peligroso vuelo de los halcones. Lástima que nuestros escenarios sean renuentes a los antiaéreos y rindan pleitesía a los drones (teledirigidos, claro).

Carlos Pérez Cruz

Nota: publicada originalmente en la revista 'Cuadernos de Jazz'.

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