Club de Jazz 25/03/2024
Adrián Royo

Conciertos

Jordina Millà
La Jazz Cava, Vic (24º Festival de Jazz de Vic) || 5 de mayo de 2022
Músicos: Jordina Millà (piano), Agustí Fernández (piano)

Jordina Millà

Se relaciona con el piano con la misma concentración que deseamos de un cirujano en la mesa de operaciones. Cada movimiento dentro de las vísceras del instrumento parece meditado, resultado de un proceso de toma de decisiones al que dedica el tiempo necesario para abrirle a la música las vías que nos conducen a las emociones más puras y bellas. Allí, en el abismo de la caja de resonancia del piano, Jordina Millà opera con precisión milimétrica. De ella extrae vibraciones de cuenco tibetano, drones de sonido que abrazan al oyente con la calidez de un abrazo sin palabras, generadores de una plácida hipnosis con la que Millà te atrapa y ya no te suelta.

En poco menos de una hora, Jordina Millà inauguró una nueva edición del Festival de Jazz de Vic probando que a la añeja palabra jazz le quedan tantos caminos por los que aventurarse como los (casi) infinitos que se le adivinan a la pianista catalana. Y si no se le quiere llamar jazz, o ella no lo piensa en esos términos, carece de importancia. La de Millà es Música en constante reinvención, genial a partir de elementos mínimos, que se prenden tanto en el alma de quien escucha como en una mecha tímbrica y percusiva que en ocasiones estalla en arrebatos de piano torrencial sin perder jamás el centro que compensa los extremos. Perfecto equilibrio.

Es, en ese sentido, música casi zen, que no se impacienta ni excita, que se filtra por goteo con su contorsión del sonido, que convierte el piano en emisor de energía, en un instrumento casi eléctrico del que emanan ondas que van y vienen, que entran en amistosa fricción unas con otras, creando extrañas armonías como cantos de sirena, como lienzo sobre el que Jordina Millà trabaja obligando a las cuerdas a expresarse no como meros receptores sino como seres vivos, con entidad y un idioma propios. Y el piano... ¡tenía tantas cosas que decir!

Un ejercicio de liberación para el instrumento, la instrumentista y, claro, para el público. Liberador también al teclado, donde arreció un temporal mediterráneo y repicaron campanas, y donde asomó durante unos minutos esa particular txalaparta en la que es capaz de transformar el piano, tal y como nos descubrió hace años con sus Males herbes.

Jordina Millà y Agustí Fernández

A una noche feliz no le faltó ni el colofón a cuatro manos con el maestro Agustí Fernández, con quien Jordina aprendió a encontrar un camino diferente del que le había ofrecido la academia. Lo que ella tenía por descubrir en su alma desbordaba los límites del lenguaje reglado. Aligeró el peso de la historia y comenzó así a escribir la suya propia. Con Agustí emprendió un intenso diálogo en el que las personalidades, bien definidas en su diferencia, terminaron por doblegarse la una a la otra, dando luz de esta forma a un tercer pianista de carácter tan incisivo como Agustí y hipnótico como Jordina. Una noche mágica. Una creadora inexplicable. Un tesoro.

Texto y fotografías: Carlos Pérez Cruz

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