Club de Jazz 15/04/2024
Marta Sánchez

Conciertos

Albert Cirera, 'Cirerot'
Auditorio del MARCO, Vigo (13º Festival de Jazz de Vigo 'Imaxinasons') || 3 de julio de 2017
Músicos: Albert Cirera (saxo tenor y soprano)

Albert Cirera


A unos, porque no les gusta e incluso les ofende; a otros, porque les encanta y les parece el no va más. El caso es que, por fortuna, esta música tiene la capacidad de echar espectadores (e incluso de que otros permanezcan). Aparentemente no hay término medio, lo que resulta uno de sus puntos fuertes: no deja indiferente. Y eso, en un mundo en el que el ocio parece la única opción para la subsistencia del arte, es de un valor incalculable.

Estamos en el año 2017, ya bien instalados en el siglo XXI, y sin embargo todavía no hemos sido capaces de asimilar el XX. A pesar del empeño de tipos como Alex Ross, autor de The rest is noise, que han tratado de facilitar el gozo musical con la música de un siglo en el que muchos sólo escuchan ruido, en el año 2017 se publica en España la traducción de How to listen to jazz, de Ted Gioia. Lo abrí aleatoriamente y apareció la música de Duke Ellington. Si hay que explicar cómo escuchar esa maravilla, es que andamos peor de lo que imaginaba.

Es loable todo empeño pedagógico, toda educación del oído, y no seré yo quien lamente que la sala del MARCO vigués recibiera a un centenar de espectadores para escuchar un solo de saxo de Albert Cirera, pero que un concierto acabe resultando casi más un tratado antropológico que una expresión musical, no deja de resultarme incómodo. Y no porque me parezca mal que haya quien, como he escrito, se ofenda, sino porque, al menos en este país, el ofendido suele terminar haciéndolo notar y, por ende, sacándonos con él del concierto. Por si de mis palabras se deduce que la masa huyó despavorida, conste que fueron más los que permanecieron que los que se fueron, y que el aplauso final sonó sincero. Pero quizá merece la pena darle una vuelta a la comunicación y forma de presentación en el festival de propuestas como las de Cirera, para que nadie se ofenda por la belleza y se (pre)disponga de otra manera.

Albert Cirera


Desde la transformación inicial del inaprensible silencio en un elemento casi físico, tangible, vivo y mutante, la música del 'Cirerot' de Albert establece una relación dialéctica con el espectador, cuya respuesta incide de forma muy concreta en el desarrollo del discurso. Al contrario que con la música escrita, que podrá ser mejor o peor interpretada, pero seguirá invariable su curso, la improvisación libre está sujeta a elementos aparentemente externos a la propia música, pero intrínsecos a ella, como la acústica de la sala, la luz, la temperatura o la citada reacción del personal (la calidad del silencio). Defender a solas, sin un instrumento armónico, tres cuartos de hora de discurso musical, requiere de concentración máxima para poder conectarse con algo que tiene más que ver con la humanidad del intérprete que con cuestiones estrictamente musicales. Lo que resulta del esfuerzo es musical, claro, porque requiere del dominio del instrumento, de la superación y ampliación de sus limitaciones, de la necesaria construcción de una lógica narrativa que no tiene tanto que ver con un desarrollo melódico (sin desdeñar melodías, por supuesto) como con un juego de extremos sensoriales, de timbres imposibles, de centros tonales, de obsesiones circulares. Relacionar todo ello como hizo Cirera, que fluya con naturalidad y resulte coherente tiene una consecuencia: la belleza en bruto.

'Cirerot', denominación con resonancias heroicas del solo de Albert Cirera, abrió las sesiones de 'Imaxinasons' en el MARCO (Museo de Árte Contemporáneo), espacio que acoge las propuestas que quizá más relación guardan con el propio festival, definido como "plataforma para las posibilidades del jazz en el siglo XXI". Posibilidades que se adivinan infinitas para este superhéroe del saxo, que combatió las agujetas físicas y mentales de diez horas de música ininterrumpidas (¡¡!!) el día anterior con Duot como debía: volándonos los sesos. Su décimo tercer 'Cirerot', en el décimo tercer 'Imaxinasons'. Cosa de meigas.

Carlos Pérez Cruz

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